Originariamente, los griegos usaban el término “logos” para referirse a todo lo que se dice y a las distintas formas de decirlo. Por su parte, un mito era un discurso que contenía la narración de un relato, de manera que los mitos formaban parte del logos. Sin embargo, con la aparición de la filosofía, el significado de logos se desplazó para pasar a significar “discurso racional que persigue la verdad”. En este momento se establece una diferencia clara entre dos tipos de pensamiento: uno de ellos, el mítico, se transmite preferentemente de forma oral y persigue la fascinación de un auditorio que escucha atento la narración de hechos fantásticos sobre héroes y dioses; el otro, el filosófico, busca la verdad y, para ello, emplea procedimientos basados en la racionalidad demostrativa que se plasman en un discurso escrito plagado de conceptos abstractos.
Los mitos ofrecen explicaciones imaginativas sobre la realidad natural en su conjunto y sobre el origen de las instituciones sociales, dirigidas a quienes no confían en la capacidad del entendimiento humano para desentrañar los misterios de la realidad que tratan de abordar. De ahí que no pretendan alcanzar la verdad y se conformen con que los relatos sean verosímiles. Así, es propio de la mitología:
*Considerar que los fenómenos o realidades que observamos tienen su origen en la voluntad caprichosa de unos seres sobrenaturales figurados, bien en forma de espíritus de la naturaleza o bien en forma humana. Por ejemplo, los dioses griegos, que se dejan arrastrar por las pasiones, sienten el impulso erótico o la ira entre ellos mismos o hacia los mortales.
*Creer que los seres humanos pueden influir en la voluntad divina- de la que dependen los acontecimientos naturales- por medio de la celebración de determinados ritos, ofrendas o sacrificios.
*En el caso concreto de la mitología griega, subyace la convicción de que, por encima de los dioses y de los seres humanos, existe el destino. Para los griegos, es una fuerza incomprensible que gobierna la vida humana y la de los propios dioses. De ahí también la importancia del nacimiento de la filosofía, alentado por la convicción de que la realidad, lejos de ser incomprensible, puede ser explicada racionalmente. A partir de esa idea, el ser humano adquiere una seguridad ante la realidad de la que anteriormente carecía.
(Francisco Ríos Pedraza. Historia de la Filosofía 2 Bachillerato. Editorial Oxford. Madrid. 2023)